Laura Elena Valdés
Ritos y milagros
Desde niña disfruté la vida del campo y el contacto con animales de granja. Con los años, esta forma de entender el mundo animal y nuestro lugar en él se volvió más amplia y compleja. Deseaba establecer un vínculo con el ajolote, así como también con otras criaturas, no sólo de conocimiento, sino relacionarse con la fragilidad del ecosistema.
En mi taller había milagros, papel y telas, así que allí estaba el material. Tenía cajas de pequeños trozos de tela que adquirí meses atrás sin saber en qué las iba a ocupar. Me esperaban la técnica mixta y un trabajo lúdico. Empecé por “vestir” a los animales alegres y coloridos, agregando calaveras que mostrarán su fragilidad en la tierra.
A medida que trabajaba integré algunos animales en mandalas, que entiendo como el principio y fin de la vida. A medida que avanzaba tuve sorpresa tras sorpresa. Los animales me mostraron su grandeza, su importancia y su belleza en el planeta. Animales como el oso, el perezoso, que en colaboración con el viento esparce semillas para dar vida a más árboles; los desprestigiados murciélagos que fertilizan los campos de cultivo.
Al investigar, observar y representar a cada animal en “Ritos y Milagros”, sin importar tamaño ni especie, admiré su importancia, su riqueza, su presencia y función ecológica.
Si algo puedo dejarle al público de “Ritos y Milagros” es la convicción de que cada quien, desde su actividad u oficio, puede colaborar para disminuir el riesgo en que nos encontramos animales y hombres, luchando con respeto por un mundo sustentable.